Supongo que alguna vez habéis escuchado acerca del comportamiento de los perros y como estos se parecen a sus dueños. Si el amo está triste y deprimido, el perro muestra una empatía y se contagia de ese negativismo. Por el contrario cuando estamos alegres, sonrientes, nos ponemos a correr, el perro enseguida te acompaña y se pone a ladrar de alegría, correr contigo, saltar. Esta manera de comportarse de los canes sucede por su capacidad empática para con los miembros de su manada que somos nosotros, sus amos. Esta cualidad no reside solamente en los perros y en los humanos, sino en muchos otros animales.
El delfín es uno de esos animales, al que gracias a sus capacidades empáticas se ha desarrollado la llamada “Delfinoterapia”, basada en un conjunto de métodos de rehabilitación física y emocional, donde los animales juegan un papel muy importante en el tratamiento de múltiples trastornos.
Esta manera de interactuar entre las especies trae una serie de beneficios muy valiosos para los individuos y por consiguiente para el conjunto de la sociedad, la nuestra. Imaginad cuantas cosas positivas pueden suceder en una cadena de favores. Cuando realizamos actos altruistas, ayudamos a otra persona, nos empatizamos con su situación, nos conectamos con su psique. Esa ayuda prestada coloca una semilla de generosidad en la otra persona que se siente agradecida por la ayuda recibida, de tal manera que cuando otra persona le pida un favor, ésta sentirá ese impulso empático y le ayudará, al igual que estará a tu servicio cuando necesites algo. Esta cadena, si se extiende continuamente, llega un momento que vuelve a ti, y es que la vida te devuelve lo que tu le das a la vida. Incluso si nos comportamos de esta misma manera con personas que a veces no se han portado bien con nosotros, puede que ejerzamos una influencia positiva sobre ellos y se replanteen el comportarse inadecuadamente con nosotros y con los demás. Es muy difícil ser malo y estar enfadado todo el tiempo, pero es fácil ayudar y amar si se quiere, solo hay que cambiar algunos pequeños detalles de nuestra manera de pensar y actuar normalmente.
El dar sin esperar nada a cambio solo trae cosas maravillosas, ya que cuando recibes, siempre es una sorpresa. Sin embargo, cuando damos esperando algo, nos llevamos una desilusión si no lo recibimos, y por lo tanto dejamos de hacer por los demás, de empatizarnos. Esto mismo ocurre con las relaciones de pareja, si hacemos cosas pensando en la otra persona, y tu pareja hace cosas pensando en ti, entonces se llega a un nivel de generosidad, alegría, positivismo y amor que forja una unión cada vez más y más fuerte. Somos “animales sociales” y por tanto necesitamos interactuar con los que nos rodean. Si lo hacemos de esta manera que hemos explicado, entonces estamos ayudando a que la sociedad evolucione, cambie y se desarrolle.
¡¡¡EMPATÍZATE!!!
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