viernes, 9 de abril de 2010

Músicos de verdad vs Musicuchos

Os presento un texto que llegó a mis manos:


Esta es la historia real de los músicos de verdad. Y no la de los vividores que con su bazofia pseudoartística están contaminando a nuestros jóvenes.

Queridos Rosario Flores, Tamara, Alejandro Sanz, David Demaría, Antonio Carmona, Chenoa, Ramoncín... y un largo etcétera de hipócritas autodenominados "músicos" vividores al amparo de la SGAE:

Lo que llamáis vosotros "piratería" y que se corresponde más bien a una especie de "contrabando de música", se da cuando una o varias personas se lucra personalmente, sin pagar derechos de autor ni impuestos, valiéndose del trabajo de otros.

Las personas que descargamos música de internet para escucharla en nuestro ordenador, en nuestro iPod o en nuestro coche no somos piratas, ni contrabandistas de nada. No nos lucramos con vuestro trabajo, aunque no paguemos la media de 18-21 euros que cuestan vuestros CDs con 10-13 canciones (salvo en recopilatorios). Lo que sí hacemos desde hace tiempo es pagar una de las conexiones de banda ancha más caras que hay en territorio occidental y el canon por cada CD virgen que compramos, lo usemos para grabar música o no.

Y ahora os voy a contar la vida de un músico de los de verdad:

"Érase una vez un chico llamado Pablo. El papá de Pablo era tenor profesional en un coro profesional, de modo que nació en un ambiente muy musical. A los cinco años empezó a estudiar solfeo con su padre. Como el papá de Pablo vio que tenía maña con el solfeo, lo matriculó en el Conservatorio Profesional de Música a los siete años. El instrumento que eligió Pablo fue el piano.

La carrera de piano, desde el grado elemental hasta la finalización del grado superior, dura una media de quince años.

Quince años de compaginar la educación primaria, y posteriormente la secundaria, con las clases en el conservatorio. Quince años de salir de un centro de estudios para meterse en otro. Quince años de terminar de hacer los deberes y estudiar para los exámenes a medianoche. Quince años de acostumbrarse a dormir seis horas. Quince años de tocar el piano de dos a tres horas cada día. Quince años de tener que renunciar a salidas a la discoteca, excursiones al campo o noches de parranda por tener el doble de responsabilidades que un chaval normal. Quince años de muchos fines de semana en casa preparándose las obras, estudiándose las partituras. Quince años de trabajo intenso, entrega, compromiso, dedicación y sacrificio.

Con todo eso, Pablo obtuvo el graduado superior de piano a los veintitrés años. Ya había estado dando recitales en escuelas, talleres de piano, casas culturales de pueblos de su región, etc. Los periódicos locales hablaban maravillas de su virtuosismo. Y comenzaron a pagarle por sus clases en los cursos de verano y por sus conciertos de música en auditorios un poco más importantes. Y reunió el dinero suficiente para irse al Real Conservatorio de la Haya durante un año a estudiar con los mejores. Porque en este desgraciado país es lo que tiene que hacer un músico de los de verdad si quiere dedicarse verdaderamente a la música: salir fuera a buscar a los mejores.

Volvió a los veintiocho años, después de un año yendo de masterclass en masterclass. Y gracias a su tesón y su talento, obtuvo contratos para actuar por Europa. Tardó otro año más en comenzar a dar conciertos en las grandes salas de música de Alemania, Francia, Italia... Y a los treinta años actuó por primera vez en Estados Unidos y Canadá.

Su esfuerzo constante, su trabajo diario, su formación, su entrega, su amor por la música, le llevó a ser uno de los más grandes. Y vivió de su piano durante toda su vida porque se tomó cada concierto de la misma manera que el primer recital que dio a los veinte años frente a su conservatorio."

Los Pablos que hay por el mundo, y son muchos, se indignan cuando salís vosotros, musicuchos de pacotilla, reclamando dinero por la música como algo vuestro. Los Pablos no se manifiestan con pancartas si no para reclamar fondos para sus conservatorios, becas para sus estudios, para que no sea necesario abandonar su país, su familia y amigos para poder granjearse un futuro profesional digno. Los Pablos que terminan viviendo de la música les importa un carajo si el CD en el que grabaron el Concierto nº 1 de Tchaikovsky cuesta en las tiendas un 50% menos de lo que vale lo último de El Canto del Loco.

Porque esos Pablos no viven de las ventas de los discos en donde graban grandes obras de la historia de la música. Esos Pablos viven de los conciertos con que deleitan a los aficionados que pagan una entrada para sentirlos en directo. Esa es la verdadera experiencia musical: el directo, experiencia que los abanderados de la SGAE tiene cada vez más y más olvidada.

3 comentarios:

  1. No todos tienen la suerte que tuvo Pablo de nacer en una familia de músicos. Se puede decir, bueno, si no naces en una, pues, entrégate si te gusta de verdad. Muy fácil decir eso. Pablo entró al conservatorio cuando estaba en la primaria, sus padres lo metieron. De allí a la secundaría pudo hacer unos cuantos años de conservatorio.

    ¿Qué pasa si no tienes padres que te metan en el conservatorio y te das cuenta de que amas la música cuando tienes 14 años, edad con la que no te dejan entrar en el conservatorio en España por no tener 8 años? Solución (en España): presentarte a la prueba del medio, qué quiere decir eso, prepararte para adquirir un cierto nivel; qué quiere decir eso, pagar profesores particulares; qué quiere decir eso, tener el dinero para hacerlo.¿Qué pasa si tu familia no tiene recursos para ayudarte? Puedes esperar a ser mayor, ganarte el dinero tú mismo, y pagarte tus clases para conseguir ese nivel.


    Luego,¿qué pasa si comienzas una carrera de música a los 20 años?,puede que termines a los.. 30? eso dedicándote 100%, pero, ¿y si tienes que llevar tú solo un hogar adelante? terminas por no dedicarle el 100%. Hay maneras, como irse al extranjero en busca de una formación más directa, es cierto, pero es muy fácil contar la historia de Pablo, que puede ser un ejemplo a seguir, pero pienso que no se puede lanzar este tiempo de cosas sin ponerse en la piel de otros. No todos corremos esa suerte de Pablo, él se lo curró, cierto, pero tuvo un camino más facil al tener notas musicales en los cereales y en las papillas cuando quizas otros a su edad estarían limpiando zapatos.

    Estoy segura de que hay gente que escuchamos por la radio que verdaderamente dan verguenza, pero, hay otros que en mi opinión no se merecen la denominación de "musicuchos". Hay personas que tienen algo innato que se llama talento, aunque a otros les pese.

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  2. A ver, aclarar una cosa, el que tu no hayas tenido la oportunidad de estudiar desde pequeña un instrumento y una formación musical no tiene absolutamente nada que ver con que haya musicuchos que se forran haciendo cualquier mierda. Una cosa es una cosa, y otra es otra.

    Para hacer música moderna no necesitas la misma formación, y puedes aprenderla más tarde, pero hay gente que aún así hace porquería de música, igual que hay otros que hacen buena música. A mi lo que no me parece bien es que cobren 16-20 euros por un cd, ya que es un cobro abusivo por el trabajo que una vez hicieron grabando un cd, que en muchos casos ha sido elaborado por un equipo de trabajo, en el que el cantante solo pone la voz. Lo que tienen que hacer es demostrar lo que valen en el directo, que es donde se ve un buen músico de verdad. En un estudio se pueden retocar miles de cosas, todo suena mucho más perfecto, pero en directo es donde se muestra el talento puro, si es que lo hay.

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  3. ¡Comparto tu opinión!
    Que den el callo cantando en directo estos cantantes de pacotilla.
    Se pegan años si cantar y después con un disquito quieren vivir como marajas toda la vida...(EJEMPLO DE ELLO:MIGUELITO BOSE,QUE NO VEAS QUE BARRIGÓN HA CRIADO!!)
    A.Sanz

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